domingo, septiembre 30, 2012

Ese dinerito de las horas extras....


Voy a hablar de una cosa que mi padre conoció y que no yo no conoceré jamás; las horas extras. Perdón, esas si las conozco, lo que no conoceré jamás son las horas extras remuneradas.

Las horas extras, son esas que se “echan” fuera de la jornada de trabajo y que por ley o te las pagan o te las coges de descanso otro día. Antes incluso la ley obligaba a que el precio fuera mayor al de la hora extra normal. Y a la gente le gustaba trabajar horas extras. No es que fuese un entusiasmo nacido de lo profundo del alma. Pero este país nunca se ha caracterizado por pagar grandes salarios. Más bien lo contrario. Y una hora extraordinaria o dos al día hacían que a final de mes fuese un pellizco considerable lo que se sumaba al salario habitual. Eran esas horas las que pagaban los gastos imprevistos de cualquier hogar o incluso algún pequeño “lujo”. En definitiva eran las que, en muchas ocasiones permitían subsistir al hogar. Pero eso ya no existe. No es que ahora el empresario contrate personal para que trabaje determinadas horas al día. Quizá fuese deseable, aunque dependiendo del trabajo sería complicado. No es que haya menos trabajo y no sea necesario hacer horas, más bien lo contrario, con esto de la crisis se ajustan las plantillas al máximo, de manera que siempre que hay un mínimo pico de trabajo las horas extras son necesarias. Las horas extras siguen existiendo, lo que no existen son las horas extras pagadas. Y como digo no porque no las contemple la legislación, sino sencillamente porque a los empresarios no les da la gana pagarlas.

Y si no te gusta pues te vas a la calle. Puedes denunciar, con suerte sólo te gastaras en juicios el triple de lo que ibas a cobrar.

Pero lo sorprendente del caso es que el obrero lo acepta de forma normal. Me explico, desconozco sectores más manuales como puede ser un operario de una fabrica o un albañil, creo que ahí se respetan un poco más. Pero en el sector oficinas las horas remuneradas no existen. Es más, servidor ha trabajado algunos años como consultor, y debo de decir que muchas consultoras sacan sus beneficios precisamente de ese trabajo no remunerado. Si las pagasen quizá los beneficios no serian tantos. Pero el caso es que mis compañeros consultores aceptaban con toda normalidad el hecho de que había que trabajar sin cobrar. Oías justificaciones tales como que el sector era así, que se pedía gente involucrada con la empresa, que se le iba a hacer. El caso es que en el fondo a nadie le gustaba la situación, y de vez en cuando se comentaba, se protestaba en privado, pero nadie hacia nada para cambiarlo. No es tan difícil. Si todo el mundo hace horas extras gratis y a nadie le gusta es tan simple como ponerse de acuerdo y exigir que se paguen. No es egoísmo, ni falta de compromiso con el país o con la empresa, es simplemente no trabajar de gratis, tomar conciencia de que se es trabajador, no esclavo ni siervo, Un trabajador es alguien, que literalmente, vende su fuerza de trabajo. Si te compran ocho horas, ¿por que vas a regalar una o dos? Pero entonces ¿por qué la gente calla? Entiendo que uno no proteste de manera aislada por miedo al despido. Pero ningún empresario (exceptuemos locos, coléricos o similares) va a “limpiar” a la plantilla de un plumazo, básicamente por que se le va la empresa al traste. Pero en cambio no hay unidad entre la plantilla. Solamente se me ocurren algunas hipótesis explicativas:

La primera es el cuento de la lechera. Nos han comido el coco con el cuento de un trabajador de oficina es un gran profesional, que si se esfuerza lograra ascender en la organización y llegar lejos. Y eso provoca un fuerte individualismo, que conlleva que cada uno se esfuerce como un loco por ser el elegido. Y esto tiene bastante de mentira. Lo del ascenso...toda empresa tiene una serie de puestos que salvo que seas el hijo del jefe no olerás nunca. Y por los puestos intermedios... por muy plana que sea una organización está claro que siempre hacen falta menos jefes que empleados. Es decir que por mucho que te dejes los cuernos lo más fácil es que no asciendas nunca, simplemente por falta de oportunidades. Pero el caso es que la gente se ha creído el cuento y prefieren pensar que mañana van a ser llamados al parnaso del puesto intermedio. Y pasan su jornada maldiciendo por unas condiciones de explotación, soñando en un hipotético futuro mejor, en lugar de intentar solucionar un presente, que tiene muchos visos de seguir siendo presente en el futuro.

La segunda y muy relacionada con la primera es el individualismo que impera en esta sociedad. Antiguamente uno nacía en un pueblo y moría en él. Sus relaciones eran estables y por tanto existía un sentimiento de comunidad. Posteriormente en la ciudad uno vivía siempre en su barrio y sabia que iba a estar en la misma empresa quince años mínimo, si no, toda la vida. Y esa permanencia hace que se desarrollen lazos, que se tenga idea de permanencia, de que hay que mejorar lo que hay, porque es lo mejor para uno y para las personas con las que convives.

Pero eso ya no existe. Uno hoy en día no suele durar mucho en la misma empresa, ni suele conservar amigos muchos años, ni suele vivir toda la vida en la misma ciudad. Hoy todo es efímero, no hay idea de permanencia y por tanto no hay aliciente para mejorar lo que hay. ¿para que intentar cambiar las condiciones de una empresa en la que a lo mejor dentro de seis meses ya no trabajo?

En definitiva nos hemos convertido en seres individualistas que sólo miran por sí. Nos hemos convertido en pececillos que nadan solos en lugar de en bancos. Y el pez pequeño que nada solo acaba siendo presa fácil para los depredadores. Creo que sería conveniente rescatar valores como el compañerismo. Aprender que el compañero no es un rival ante un posible ascenso que probablemente ninguno de los dos logremos jamás. Debemos de ver al compañero como una persona que tienes nuestros mismos problemas e intereses y juntos defenderlos. No es que este haciendo aquí un llamamiento al marxismo, no se trata de eso. No es cuestión de hacer un nosotros – ellos. Simplemente se trata de defender unos intereses legítimos, como legítimamente el empresario defiende los suyos. Y tampoco es falta de compromiso, al contrario. Mejorar las condiciones de trabajo es mejorar la empresa, una empresa donde el trabajador está contento es más productiva, una empresa con buenas condiciones de trabajo atrae a los mejores. En definitiva pedir unas condiciones de trabajo adecuadas es mejorar la empresa, que a largo o medio plazo será más productiva y rentable. Y así ganamos todos.

No sé si a lo mejor exagero o si generalizo demasiado o si han sido experiencias particulares. La verdad me parece un tema en el que podemos aprender de las experiencias ajenas. Amable lector le agradecería comente usted sus experiencias en los diversos sectores laborales. Por comparar y ver. Y por cierto, un saludo.

jueves, septiembre 20, 2012

¿Has pagado la cuota mensual para ser mi amigo?


Es curioso como cambian las formas de comunicarse a medida que pasa el tiempo. Tranquilos queridos lectores, no voy a soltar una parrafada sobre la comunicación en tiempo de los vikingos. (Tampoco tengo al sensación de que fuesen hombres muy comunicativos) La cosa va a ser más de “andar por casa”

Vamos a hablar de medios de comunicarse, y algunos de ellos son muy originales, siempre fui admirador del silbo canario. Pero no es sistema que domine, al fin y al cabo soy “godo”.

Pero entremos en materia. Hace unos años cuando querías hablar con un amigo tuyo, que generalmente vivía no muy lejos de ti, la forma preferida era a voces. Te acercabas a su casa, te situabas debajo de su ventana y soltabas un buen berrido con su nombre. En los pueblo la cosa continuo mucho más tiempo, en la ciudad la progresiva introducción del portero automático hizo cambiar este habito. Pasamos a medio quemar el dispositivo apretando el botón, lo que provocaba que una madre malhumorada respondiese con un poco cariñoso ¿quién es? (era una mejora, la tecnica del berrido podia desembocar en un cubo de agua cayendo sobre tu cabeza) Si bien la amable madre sabía la respuesta de antemano. “¿Está fulanito? ¿Puede bajar a jugar?" El método más o menos resiste, si bien entre señoras algo más mayores... siempre hay alguna noticia de urgencia que comunicar a la vecina. (la noticia suele versar sobre otra vecina y no siempre se atiene mucho a la realidad de los hechos... ya me entienden).

Pero llegó Internet, esa cosa rara que iba “tan rápida” y se puso de moda una cosa llamada messenger. Era la solución perfecta para la adolescencia, esa etapa en la que tu oreja tiene una extraña afición por pegarse a un teléfono. Y como antes sólo había un teléfono en la casa, el cual era fijo y habitualmente situado en el salón, te oía toda la familia, no había mucha intimidad, a parte de que las llamadas, aunque fuesen locales, no eran precisamente baratas. El caso es que el messenger triunfó. Y aquí comenzó el chantaje tecnológico a mi generación, ya no sólo necesitabas buenos pulmones para hablar con alguien, ahora necesitabas un ordenador con modem. Que a lo mejor no usabas Internet para mucho más pero o lo tenias o estabas fuera....

Pero la cosa evolucionó, no es que te deshicieses del ordenador ni del messenger, pero le salió un rival admirable. El móvil. Esa extraña cosa, antes gigante, que unicamente utilizan los ejecutivos, era imprescindible para cualquier chaval. Sobre todo gracias al sms. Forma barata y rápida de mandar información sucinta pero valiosa. Así que estaba claro, si querías estar integrado socialmente, tener amigos o conseguir una “amiga” necesitabas messenger, móvil para hablar con intimidad y mandar sms.

Y la cosa avanzó, Internet tenía que plantarle cara al desafío del móvil. Y empezaron a surgir esa cosa llamada redes sociales. Ahora podías tener a todos tus amigos, amigotes, conocidos y gente que no sabes muy bien quien es en un solo grupo. Puedes comunicarte con ellos, dejarles mensajes públicos y ver fotos, o penosas, o que no te interesan mucho. Tal ha sido la repercusión que si alguien te borra de su facebook es el mayor ostracismo social al que puede someterte. Es más, si quieres saber como va la cosa con tu novia vigila como define vuestra relación en facebook, si pone “es complicado”, preocúpate.

Pero alguien se le ocurrió la idea maravillosa, la creación de la sinergia. Unir intenet y el móvil. Ahora mismo tienes dos opciones para comunicarte en la vida o por facebook en el móvil o por Wasap. Y si no, no existes.

Si vale, ya sé que me van a hacer objeciones, el mundo cambia, antes tu amigo vivía en el portal de al lado y ahora puedes tener un colega en Buenos Aires, otro en Kinshasa y tú vivir en el pueblo. Que la tecnología nos ofrece soluciones a la necesidad de comunicarse etc.

Es verdad, no lo niego. Pero no sólo la tecnología satisface una necesidad, también la crea, hay gente que si no actualiza cada cinco minutos su twiter se estresa, a pesar de que al resto de la humanidad no nos interesa la retransmisión en directo de su café en una terraza con su primo tercero el del pueblo que está de visita en la capital. No sé si me entienden...

Además es curioso pero nuestra evolución en la forma de comunicación siempre a tenido parejo el que algún espabilado se haga millonario. En fin, les dejo por hoy, que tengo que ver mi balcón, a ver si he recibido alguna paloma mensajera.

martes, septiembre 11, 2012

¿Nos robaron la felicidad?


Allá por el año 1943 el psicólogo estadounidense de origen judío Abraham Maslow propuso una de las más celebres teorías psicológicas, teoría que aun hoy goza de prestigio. La teoría a la que nos referimos es la archiconocida “pirámide de Maslow”
En esta teoría se proponía que las necesidades humanas se jerarquizan en cinco escalones, satisfechas todas ella se alcanzaría lo que podríamos llamar la “felicidad completa”.  Pero, ¿cual fue la jerarquía que propuso Maslow? Para Maslow la primera de las necesidades eran las necesidades básicas o que podríamos denominar biológicas, dormir, calentarse, comer etc. Como ya señalaba en un artículo anterior ( http://conelrabomatomoscas.blogspot.com.es/2012/03/paseos-de-miedo-y-lastima.html )esto no siempre es fácil incluso en España. Y no por que no haya comida o combustible para calentarse, sino porque mucha gente tiene dificultades para costeárselo....

La segunda de las necesidad a las que se refirió Maslow es la necesidad de seguridad, por seguridad se refería a la certeza de que se va a contar con los recursos necesarios ara vivir en un futuro y que se dispone de otra serie de recursos, como vivienda o atención medica si se está enfermo. En España lograr una vivienda ha sido el sueño frustrado de toda una generación o incluso dos. La primera aquella que para comprar un piso tuvo que pedir prestamos a devolver en treinta e incluso cuarenta años. Y la segunda la actual, que si bien ha visto bajar la vivienda también los sueldos y no tiene demasiadas posibilidades de conseguir un crédito hoy en día.

La tercera es la necesidad de estima, uno tiene que sentirse miembro de un grupo (por ej. hoy mucha gente llena esa necesidad con el fútbol, se sienten del grupo del equipo tal o cual), ser aceptado por los demás y en definitiva tener vida social. Pero no nos engañemos si uno quiere conservar a sus amigos, pareja o asistir a actos grupales necesita en la mayor parte de los casos realizar algún tipo de desembolso económico. En definitiva para satisfacer esta necesidad hace falta dinero.

La cuarta habla de la necesidad de estima, hace referencia tanto a la autoestima es decir la confianza y el respeto hacia uno mismo como la de respeto y prestigio social. La primera a quien haya leído el enlace de arriba no le costara entender que hoy en día no todo el mundo la satisface. Hombres hecho y derechos que no encuentran un trabajo con el que vivir ellos y sus familias. Mujeres que apenas pueden alimentar al fruto de sus entrañas. Y el prestigio social...lo resumiré en una frase, hoy día tanto tienes, tanto vales.

Y el quinto habla de la autorrealización y se basa en encontrarle un sentido a la vida, un propósito vital por el que vivir. Hoy cada vez está más complejo encontrar un sentido en una vida tan cambiante, tan “liquida” que dirían algunos.

En definitiva señores para cumplir, para ascender por está escala hace falta dinero. No seré yo quien diga que el dinero da la felicidad, ni lo decía Maslow, quien señalaba como ejemplo de persona feliz a Gandhi.  Pero admitámoslo no todos somos Gandhi. La mayor parte de la gente puede que no encuentra la felicidad en el dinero, pero sí necesita dinero para ser feliz. Y en España, ¿no hay dinero? En 2011 el PIB per capita era de 23.300 € es decir, si cogemos todo el dinero del país y lo dividimos entre todos los que vivimos en España tocamos a 23.300 € por cabeza al año, sí, he dicho por cabeza, no por familia. Es decir un matrimonio, 46.600 €, matrimonio y dos hijos 93.200 etc. Si a los 23.300 le quitáramos la parte de impuestos (en torno a un 33-35%) no quedaría a cada persona unos 15.200 €. Limpios. Yo con eso vivo.

Luego en España hay dinero, pero está mal repartido y ese injusto reparto hace que muchas persona no puedan acceder a un derecho tan simple y tan básico como la felicidad. Ya decía Gandhi que “en la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”.  Siendo un poco más radicales, recuerdo a Proudhom al que calificaré de “abuelo” del anarquismo, cuando lleno de rabia escribía “La propiedad es el robo” No es que no crea yo en la legitimidad de la propiedad privada, pero cuando la propiedad de la riqueza se acumula de forma licita o ilícita en pocas manos, inexcusablemente se produce un robo, el robo de la felicidad y las ilusiones de muchos, y eso hace ilícita cualquier acumulación excesiva de riqueza en manos de un hombre.