Hace unos pocos días una serie de países, entre ellos
España, envío a la UE una carta solicitando medidas de estímulo económico. Lo
cierto es que lo primordial para poder pagar la deuda es conseguir que la
economía crezca y aumenten los ingresos. Cosa que precisamente no logran los
recortes al suponer estos una disminución de la demanda agregada. No obstante
no voy a detenerme a analizar la pertinencia económica de esta petición. Para
ello ya hay magníficos economistas que seguro que lo hacen con una base más sólida
que la mia. Yo me voy a fijar en el aspecto político del asunto. Lo cierto es
que considero que esta carta va más alla de una reivindicación economica, es
una reivindicación política, un puñetazo sobre la mesa, o por lo menos un
zapatazo al puro estilo Kruschev. Hasta este momento la dirección de Europa frente a la crisis la estaban dictando
al unísono Francia y Alemania. El viejo eje París- Berlín. En un principio
puedo entender esta ya vieja alianza. Al fin y al cabo son las dos potencias
más importantes de la Europa continental y parece comprensible, que en
consecuencia, aspiren a ejercer su liderazgo sobre la Unión. No obstante este
liderazgo es percibido por parte de muchos países europeos y desde luego de la
población española como injusto . Diría más, no creo que sea muy acorde al
espíritu europeo que dos países dirijan a su antojo una organización formada
por veintisiete estados soberanos. De hecho tampoco parece muy justo que solo
dos países dirijan la unión monetaria, cuando somos diecisiete estados los que
compartimos moneda. (sin tener en cuenta que también utilizan el euro el
Vaticano, Mónaco y San Marino) Pero no solo creo que el hecho de que dos
estados se autoproclamen gobernadores de Europa es injusto. Creo además que el
argumento de ser las grandes potencias comienza a flojear. Lo cierto es que
Alemania supone cerca del 20.5% del PIB de la UE y Francia algo más del 16%. En
total un 36,5%, cantidad nada desdeñable. Pero un tercio de la economía no puede
decidir alegremente sobre el otro 66%. De hecho ha habido tres países que han
sido ignorados bastante alegremente, Reino Unido, Italia y España, cuando entre
estos tres países forman un 35 % de la riqueza comunitaria. De hecho no solo se
les ha ignorado, sino que Italia y España son tutorizados como si de niños
tontos se tratase.
Visto lo visto esta carta me
parece especialmente importante. Por un lado se dirige a la Comisión Europea,
el teórico ejecutivo europeo que es quien a de gobernar la UE. Es por tanto una
reclamación de un fin del fin de este directoria autoproclamado para volver a
los cauces de gobierno acordados e instituidos legalmente. Es también (a mi
juicio) por parte de los tres países grandes (España Reino Unido e Italia) la
petición de la vuelta a un multilateralismo, un intento de restablecer un
sistema de equilibrio entre los cinco grandes. Sistema éste de equilibrio entre
las grandes potencias que históricamente a resultado el más adecuado para
garantizar una convivencia pacifica en el plano internacional, en definitiva el
consabido equilibrio de poder. Cierto que esta carta no solo ha sido firmada
por estos tres países sino por un total de doce, algunos de ellos, que
calificare de potencias medianas dentro del seno de la UE por diversos aspectos,
tales como Países Bajos, Suecia, Finlandia o Polonia. Y también por otros
países más pequeños que no quieren verse totalmente eclipsados. En definitiva
creo que esta carta es ante todo un toque de atención, la reclamación de que el
poder deje de estar monopolizado por dos países a los que nadie ha reconocido
como gobernadores de Europa.
Y debo decir que me siento
especialmente contento de que España sea uno de los países que ha impulsado
esta carta. Como español tengo muchas veces la impresión de que España es un país
con complejo de inferioridad. A veces en relación con Europa parece que
nuestra única política sea darles la razón a Francia y Alemania. Como si ellos por estar en el centro fuesen
Europa y nosotros un trocito de África al que han dejado entrar y que a cambio
tiene que hacer la pelota. Quiero reivindicar desde aquí el papel de España.
Nuestro país es un país tan europeo como cualquier otro. París-Berlin no tiene
el monopolio sobre que es Europa. Tan europeas son las decisiones e intereses
alemanes como los españoles, los británicos, o los de cualquier otro estado
miembro desde Letonia hasta Malta.
España es Europa, lo es
geográficamente, lo es culturalmente y lo es históricamente. De hecho la
contribución histórica y cultural de España a la conformación de lo que hoy es
Europa es considerable. Me atrevería a decir que Europa sin España no hubiese
sido la misma le pese a quien le pese. Y no solo eso, quiero reivindicar la
importancia actual de España y su peso en Europa. España a día de hoy es el
quinto país de la UE por PIB (un 9%), el quinto país más poblado con más de
cuarenta y siete millones de habitantes (9,5%) y el segundo país con mayor
extensión territorial (11,5 %). Estamos pues ante un país relevante, con sus
carencias sí, pero que puede hablar en Europa sin complejos, siendo consciente
de sus limitaciones, pero también de sus potencialidades. Quizá no sea nuestro
mejor momento, pero siendo sinceros tampoco es el peor de nuestra historia. Va
siendo hora de tomar conciencia de que somos y de que podemos llegar a ser.