lunes, marzo 11, 2013

¿qué pasará con WhasApp? ¿Hay un economista en la sala?


Buenos días de nuevo. Hoy voy a hablarles de una temática a priori un tanto impropia de este blog. Les voy ha hablar del WhatsApp. Si bien de forma tangencial esta aplicación suscito un anterior post http://conelrabomatomoscas.blogspot.com.es/2012/09/has-pagado-la-cuota-mensual-para-ser-mi.html en el que hablábamos de la necesidad de comunicación más creada que natural.

Pero esta vez les quiero hablar de la noticia que ha revolucionado el mundo. La famosa aplicación de mensajería va a ser de pago para móviles con sistema operativo Android (el del monigote verde)

¿Y por qué? Bueno la cosa es sencilla de explicar. WhatsApp no es una ONG ni una aplicación de software libre; es una empresa. Y como toda empresa quiere conseguir beneficios. Y en este ámbito tecnológico hay dos formas básicas de conseguir beneficios:

La primera y ahora “escandalosa” es cobrar al usuario, es decir, al cliente. Bien a pesar de ser las más tradicional las personas no estamos muy a gusto con esto de pagar por usar una red social o por disfrutar de cualquier contenido de internet. Y no es que seamos unos avaros de máxima categoría. Sencillamente esperamos poder usar todo tipo de aplicaciones gratis porque al fin y al cabo ya pagamos una factura de teléfono. Igual pasa con Internet, no es que hayamos nacido con vocación de piratas ni se nos haya reactivado un cromosoma de algún tatarabuelo bucanero. Si por cada contenido que veo en Internet tengo que pagar, ¿para que quiero internet? No sé si me explico, como ya pagamos una factura lo que deseamos es tener ya todo incluido. Preferiríamos pagar una factura más cara que no tener que pagar por cada video que vemos en el que un gato se cae de un sofá.

La segunda forma de conseguir beneficios es mediante la publicidad. La aplicación de que se trate cobra a otras empresas por poner sus anuncios y que tú los veas. Es decir, exactamente igual que la televisión, usted se gasta una fortuna en  proporcionarme entretenimiento gratis (cultura ya es pedir demasiado) y cambio me “trago” cada media hora cinco minutos de publicidad sobre cosas que no me interesan lo más mínimo. (sí hay gente deshonesta que no ve los anuncios y cambia de canal o va al baño)

Pues bien estas son las dos formas de obtener beneficios que usan las modernas aplicaciones de móvil e Internet. (Es curioso, la prensa escrita tradicional te cobra, te pone anuncios y aun así siguen en crisis) Y WhatsApp no usa ninguna de las dos y ha decidido cobrar. ¿Lo conseguirá? Bueno su táctica ha sido muy sencilla y muy inteligente. Les hago que se acostumbren a un servicio muy bueno y una vez que no puedan vivir sin él les cobro una cantidad pequeña, pero que al ser muchos usuarios se convierte en grande.

La pregunta es; ¿funcionara? ¿la gente pagará por usar WhatsApp? Bien preguntemos a un economista, y ahora mismo el que tengo más a mano es un tal Hirschman. Dicho autor de impronunciable nombre teorizó sobre las posibles reacciones de un consumidor la “Salida”, la “Voz” y la “Lealtad” Veamos las tres:

La Voz: El citado economista alemán se refería a la posibilidad que tienen los consumidores de conseguir que una empresa introduzca cambios a fuerza de quejarse. Es decir imaginémonos que todos los clientes de Mc Hamburguesa empiezan a enviar cartas pidiendo que den sobres de salsa barbacoa en lugar de ketchup. Como realmente a la compañía no le supone un gran esfuerzo es probable que lo haga, siempre y cuando el número de clientes que lo soliciten sea suficiente. En el caso que nos ocupa esta salida consistiría en mandar cientos de mensaje por la vía que sea WhatsApp pidiendo que siga siendo gratis. ¿Funcionaria? En este caso lo dudo. Si la aplicación siguiese siendo gratuita la empresa no lograría su objetivo de conseguir beneficio. Salvo, claro está, que ante un aluvión de correos la empresa cediese y se decantase por obtener beneficios vía publicidad. Aunque debo reconocer que dudo que se produzca un aluvión de quejas, por lo menos desde España, somos demasiado catastrofistas como para pensar que podemos cambiar las cosas. Y ¿para que negarlo? Somos más dados a protestar en el bar que a rellenar una instancia.

La Lealtad: Esta es la opción  con la que juega la empresa. El coste es barato y la gente está acostumbrada al WhatsApp. Es la opción más utilizada y esto tiene importantes repercusiones. En este tipo de aplicaciones uno usa la que más usa su circulo social, pues no deja de ser una herramienta de comunicación. Que todo un grupo de amigos y/o familiares decidan cambiar de golpe a otra aplicación es difícil. La gente no suele orquestar ese tipo de decisiones, sencillamente acaban decantándose por las diversas opciones poco a poco en función de las decisiones individuales del resto de individuos de su grupo social. Es decir el que un grupo de amigo use más WhatsApp o Line, Facebook o Tuenti no suele depender de una decisión en común sino que es el resultado de la sinergia de agregar decisiones individuales. Por otro lado está la comodidad de ser una aplicación que ya manejas con soltura, un cambio supone el esfuerzo, pequeño, pero esfuerzo al fin y al cabo, de aprender a utilizar otro programa. ¿Y por que no decirlo? usan unos emoticonos muy monos. Puede parecer una tontería pero esa gran variedad de caritas simplonas son un magnifico sustituto del lenguaje no verbal existente en toda conversación y nos ayudan a trasmitir matices y estados de animo. De hecho la variedad es tal que uno puede hacer chistecillos e incluso jugar a la películas. Frente a ello su principal rival, la japonesa Line, ofrece conejitos y ositos que salvo que seas un apasionado del manga dan bastante grima.

La Salida: Bien ésta es obvia, si no te gusta el producto que ofrece una empresa te haces cliente de la de lado. Así de sencillo. ¿No te gusta el nuevo precio, o el estandar de calidad, o que no te regale bolsa la panadería “A”? Pues te haces cliente de la panadería “B” Y “A” ya se encargará de dar marcha atrás sino quiere quebrar. Claro que para esto hace falta una cosa que no siempre existe; competencia. Es decir a usted le da igual cambiarse quince veces de compañía de móvil o eléctrica, dado que es un oligopolio los servicios y precios son similares. Entonces la pregunta es sencilla; ¿hay competencia a WhatsApp? Pues en este caso sí y bastante. De forma más sui géneris tenemos el Facebook Messenger o el Google Talk (para usuarios de Gmail). Más parecidas a WhatsApp están la conocida Line (100 millones de usuarios) o Forfone. Pero en este caso en el ámbito nacional pisamos fuerte. Una alternativa con posibilidades es Joyn plataforma creada y compartida por Movistar, Vodafone y Orange ( sí Yoiyo y demás se quedan fuera, por eso que decíamos antes de los oligopolios), otra que entra con fuerza (un millón de usuarios que para ser española está muy bien) es Spotbros. A mi juicio la más interesante es la incipiente Chad2Win, aun no disponible para todas los sistemas operativos, pero que tiene la peculiaridad de compartir con el usuario los beneficios que saca de la publicidad que le endosa. (te puedes ganar hasta 25€ al mes, y si nos los quieres los puedes donar a una ONG)

¿Qué pasara? Bueno es difícil de aventurar pero sin ante tal cantidad de competencia hay alguna compañía alternativa de buena calidad y que empiece por el motivo que sea a ganar usuarios la salida habrá triunfado Y WhatsApp sino quiere hundirse deberá de volver a la gratuidad y a empezar a pensar en insertar publicidad.

P.D. No piensen que soy tan “friky” de estudiarme a un economista alemán para averiguar que hará WhatsApp, al señor Hirschman ya le conocía de antes.